Cuando el adicto intenta luchar contra corriente de pensamientos interna relacionada con las preocupaciones, y emociones desagradables derivadas de los problemas que conlleva la adicción, se produce un alivio inicial para posteriormente mantener o incluso incrementar su presencia.
Cuanto más activamente lucha en su mente, imagina y anticipa la ansiedad se ve incrementada favoreciendo la necesidad de consumir para aliviar el malestar. De esta manera, agota la energía y fuerza necesaria para organizar la propia vida.
Debido a esto, se rinde a ser feliz y se resigna al sufrimiento porque tiene las herramientas necesarias para quitarse el daño.
¿Qué pasa en la mente del adicto?
Para comprender qué pasa en la mente del adicto, debemos entender lo que son los factores externos como el trabajo, la salud, la familia o problemas que surjan en su día a día. El problema es que, de forma casi automática y no consciente, se crea la necesidad de planificar, anticipar y hablar de ellos para intentar resolverlos.
Es entonces cuando el problema psicopatológico se origina. Por confusión, empezamos a tratar de cambiar lo que pensamos, ocasionado principalmente por una atención desmedida a las mismas preocupaciones y sentimientos derivados de problemas reales del mundo exterior.
Al desarrollo de la adicción se le añade el «miedo» a las mismas emociones e imágenes derivadas de los problemas que se dan en la vida de la persona. Todo esto ocasiona, que en lugar de trabajar para dirigir su vida hacia donde realmente quiere ir se pierda el tiempo tratando de combatir el desánimo, los malos pensamientos, la angustia y preocupaciones. Esto conlleva que no le queden fuerzas ni energía para lo realmente importante.
Cuando se está más preocupado por los sentimientos, pensamientos y emociones que, por vivir y aprender nuevas formas de comprender al mundo y a ti mismo, solo consigues experimentar más sufrimiento.
¿Cuál es la forma más efectiva de encarar la adicción?
La forma más efectiva de encarar este estado psicológico, es la aceptación. Es decir, no oponerse desesperadamente a la presencia de pensamientos sino permitir su paso por nuestra mente de una forma amable y teniendo consciencia de que es solo un pensamiento o sentimiento y nada más.
Para combatir la no aceptación del pensamiento, lo más efectivo es apoyarse en una persona querida que sepa del problema adictivo para que pueda ayudar a tomar las decisiones oportunas y evitar de esta manera el «círculo vicioso».
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