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La adolescencia se considera una etapa crítica de la vida, caracterizada por profundas transiciones en la conducta emocional, intelectual, sexual y social de los seres humanos. En una sociedad compleja, como la nuestra, resulta difícil para el adolescente asimilar tantos cambios sin aún haber tenido tiempo de desarrollar su propia personalidad y modo de relacionarse con los demás.

Como consecuencia de ello, este período en la maduración de tu hijo va a estar caracterizado por la existencia de inseguridades, déficits en habilidades sociales, carencia de valores claros, sentimientos contrapuestos, etc., que van a condicionar el comportamiento individual y social del menor a la hora de enfrentarse a los nuevos escenarios sociales.

Del mismo modo, hay que tener presente que en nuestra sociedad existe diferentes factores que invitan a un estilo de vida consumista, marcado por la búsqueda de nuevas sensaciones, el hedonismo, el éxito fácil, la individualidad, el placer inmediato sin tener en consideración las consecuencias a medio o largo plazo, etc., lo que va a propiciar también el inicio en las adicciones. Ante estas influencias, tanto la familia como el sector educativo tienen un papel primordial, de ahí la importancia de la prevención en estos ámbitos.

Aunque siempre han existido sustancias tóxicas, que se han tomado por múltiples motivos (relacionados, por ejemplo, con experiencias lúdicas, en ceremoniales religiosos, para aumentar el rendimiento físico, etc.), hoy en día el porcentaje de personas que las consumen, el contexto donde lo realizan y las consecuencias que provocan representa un problema social de primer orden.

Por ello, debéis de ser conscientes de este problema y de la vulnerabilidad de los jóvenes en la adolescencia, y se saber qué hacer para llevar a cabo una mejor educación. Vuestro papel puede ser importante en la prevención de problemas.

¿Cómo puedes proteger a tu hijo de las adicciones?

La OMS (Organización Mundial de la Salud) afirma que la educación sanitaria ha de

centrarse no tanto en formas de comportamiento aisladas (hábito de fumar, consumo excesivo de alimentos, etc.) sino en el estilo de vida en general, donde gran parte de los esfuerzos deben dirigirse hacia la institución que tiene mayor importancia en este proceso, a saber, la familia (OMS, 1983).

Por ello, en la actualidad, la familia constituye una de las principales destinatarias de los programas de prevención, ya que este ámbito es el que más influye en las primeras fases de la socialización y, por tanto, puede preparar mejor a los jóvenes para que posteriormente puedan enfrentarse a cualquier tipo de conducta social de riesgo, como puede ser el consumo de drogas, conductas predelincuentes, el sexo no seguro, consumo excesivo o restrictivo de alimentos, adicción a Internet o a las videoconsolas, juegos de azar, etc.

A continuación, pasamos a reflexionar sobre vuestro papel como padres en lo que respecta a tres componentes esenciales del proceso de socialización para la prevención del consumo de drogas. – Interiorización de normas y valores.

– Desarrollo de la autoestima.
– Desarrollo de hábitos de salud
– Interiorización de normas y valores.

Prevención del consumo de drogas: Medidas de protección

Tras la experiencia de casos en nuestra clínica podemos ayudarte a prevenir el consumo de drogas en tus hijos con medidas de protección inmediatas o a corto plazo, es decir aquellas actuaciones que podemos poner en marcha en los momentos más vulnerables del desarrollo del adolescente ante el inicio en el consumo de drogas. La intervención que te recomendamos en estos casos va a estar compuesta fundamentalmente por dos tipos de actuaciones. La primera, de carácter informativo, basada en explicar los efectos que producen cada una de las sustancias. Y la segunda, la puesta en marcha de medidas que contrarresten las conductas de riesgo. A continuación, te indicamos las más relevantes.

– Intenta conocer a los amigos de tus hijos, participando en la medida de lo posible en la vida de estos. Son medidas adecuadas invitarlos a comer o a dormir u ofrecerse a ayudarles en alguna actividad en la que puedan necesitar de nosotros (desplazamientos en coche, proveer de material para alguna actividad lúdica, ejercer de árbitro en determinadas actividades deportivas, etc.). También es recomendable conocer a los padres de estos.

– Mantente informado sobre su rendimiento y actitud en el colegio, entrevistándote con el tutor asignado. Los profesores pueden suministrarte información privilegiada sobre algún cambio reciente en su comportamiento.

– Valora la posibilidad de hacer actividades agradables en compañía de tus hijos, en las que inicialmente participe alguna persona amiga de ambos, que facilite de modo natural la reconstrucción de la relación con usted.

– Controla el dinero que manejan, así como aquello en que lo gastan. Establece límites acordes a su edad y necesidades.

– Haz un esfuerzo por comprender un poco más la vida, sentimientos y pensamientos de tu hijo, buscando la ocasión para hablar con él sobre aquellas cosas que puedan preocuparle

¿Cómo se que mi hijo se droga?

Inicialmente, tras la primera toma de contacto con la droga, no suele ser habitual que se produzcan cambios importantes en el comportamiento general del adolescente en las diferentes áreas de su vida.

En estos casos, la detección de los utensilios usados para el consumo de droga, los restos de la misma sustancia o la propia confesión de allegados al respecto, es lo que al principio nos puede poner sobre aviso. Solo con posterioridad, una vez que se empieza a constituir en hábito, es más frecuente que se observe un deterioro generalizado en el modo de comportarse con los demás, en el desempeño de sus responsabilidades, abandono de sus anteriores metas, etc.

Al final, si la adicción se ha desarrollado en toda su amplitud, la pérdida de control sobre su vida se hace tan manifiesta que difícilmente va a pasar desapercibida. En este último caso, el deterioro físico, los conflictos legales, la necesidad de dinero, el incumplimiento de los horarios más elementales o su incomunicación respecto a la familia van a ser las notas predominantes y, por lo general, llegado a este punto ya ha sido detectada con anterioridad la adicción a las drogas como problema de base.

Su detección precoz es de gran importancia con vistas a la disminución de los problemas sociales asociados al desarrollo de la adicción. Por ello, a continuación, pasamos a elaborar una lista de los indicios que de forma gradual tienden a darse en un joven que se inicia en el consumo de sustancias siguiendo un orden de menor a mayor importancia según el grado de adicción con el que suelen ir correlacionados:

– Cambios en los grupos de amigos. Sustitución de los amigos anteriores por otros que toleran o consumen drogas habitualmente.

– Frecuentes salidas de casa.

– Participación en fiestas o celebraciones que duran más de lo habitual (una noche entera o más) sin manifestar cansancio o la necesidad de dormir.

– Evita hablar con nosotros o mirarnos a los ojos cuando vuelve de “divertirse” con los amigos.

– Disminución de la motivación y rendimiento escolar o ausencias de clase. Quejas de los profesores sobre mal comportamiento en general.

– La falta de motivación y de interés por rutinas, aficiones, tareas, responsabilidades, etc., que anteriormente (meses atrás) llevaba a cabo.

– Conducta más irresponsable e indisciplinada.

– Negativa a dar explicaciones sobre sus actividades, amigos o gastos de dinero.

– Deterioro en el grado y calidad de las relaciones con los miembros de la familia.

– Irritabilidad, con tendencia al aislamiento y al empleo reiterado de la mentira para resolver sus problemas.

– Deterioro de su aspecto físico (palidez, ojeras, cansancio permanente, somnolencia).

– Cambios del cuidado físico en general, gustos, alimentación, ritmos de sueño y vigilia.

– Cambios de carácter con bruscas e intensas alteraciones de humor.

– Petición de dinero a los amigos, familiares, pequeños hurtos en la escuela o en el hogar.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que el inicio en el consumo de drogas se va a introducir, en la mayor parte de los casos, de forma gradual en el tiempo y en una escalada que va desde el consumo de alcohol, hachís o éxtasis hasta las denominadas “drogas duras” (cocaína y heroína). Por ello, dependiendo del momento en este proceso, y de la rapidez en su desarrollo, van a manifestarse un tipo u otro de síntomas con una mayor o menor intensidad.

En los casos en los que el consumo es esporádico o de fin de semana es más difícil de detectar. Las horas tardías de llegada a casa, el tipo de amistades, el cansancio al día siguiente (tras el “bajón”) y los lugares de diversión (ej.: macro fiestas, determinados pubs, etc.) constituyen los primeros indicios que nos pueden hacer sospechar del inicio en el consumo.

Habla con tu hijo y dale confianza para que te cuente sus problemas, ofrécele tu mano. Desde nuestra clínica podemos ayudarte a tratar esta situación tan compleja y que afecta al ámbito familiar con nuestros tratamientos específicos.

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